El litio es más amigable para el medio ambiente que el petróleo debido a sus cualidades menos contaminantes y de su capacidad de ser reciclado. En la actualidad, cada vez se habla más de las energí­as verdes, todas aquellas fuentes de generación de energí­a que proponen una alternativa frente a la tradicional por combustión de derivados del petróleo o provenientes de fósiles.

El litio es una alternativa entre las energí­as verdes debido que es el componente básico de las baterí­as de iones de litio, que permite el flujo de la corriente eléctrica. Debido a la ligereza del metal, su larga vida útil, su gran capacidad de almacenamiento y su facilidad de recarga, se espera que la demanda crezca exponencialmente.

El interés de la explotación del Litio y otros recursos del Salar de Uyuni cobraron mayor interés con los estudios de François Risacher, cientí­fico francés, que dio los primeros pasos en procura de establecer la existencia de Litio en la salmuera de Uyuni. Sus primeros estudios y perforaciones se iniciaron a mediados de los años 70 en el marco de un acuerdo entre la francesa ORSTOM, actual IRD, y la UMSA. Las conclusiones de este trabajo que alcanzó una perforación de 120 m. de profundidad determinaron que existí­a una reserva de 8,9 millones de toneladas de Litio, (indica la página oficial de los Yacimientos de Litio Bolivianos).

En 2018, un proyecto conjunto con Alemania para producir litio en Bolivia generó expectativas, pero fracasó debido a la agitación política. Elaine Santos, socióloga y experta en energía, explica que los acuerdos con este país generaron protestas entre movimientos sociales e indígenas, preocupados de que la explotación del litio siga un modelo extractivista que no beneficie a las comunidades locales.

Actualmente, acuerdos con empresas de China y Rusia prometen inversiones por más de 1.800 millones de dólares, pero hasta el momento no ha habido producción significativa de baterías de litio en el país. Otro desafío importante es la falta de participación de las comunidades locales en la minería del litio, ya que se trata de un sector muy técnico que no emplea a mucha gente ni se adapta fácilmente a las formas de vida tradicionales.

Además, la caída en los precios del litio, que pasaron de 80.000 dólares por tonelada a solo 10.000 dólares, ha hecho más difícil atraer inversiones extranjeras, según el economista Jaime Dunn De Ávila. También hay incertidumbre sobre cuánta parte de las reservas de litio de Bolivia son realmente explotables y sobre la viabilidad de las tecnologías de extracción directa del mineral, que aún están en fase experimental.

Bolivia tiene el potencial de convertirse en un actor clave en la economía del litio, especialmente con el auge de la industria automotriz eléctrica que demanda grandes cantidades de este recurso para impulsar las energías verdes. Sin embargo, los beneficios para la población local aún no se han materializado, ya que el país enfrenta importantes desafíos técnicos, económicos y políticos que dificultan la plena explotación de este recurso tan importante.